María Juan, aunque pueda parecer lo contrario, no tiene ningún problema con el amor, “lo que pasa que me tiene como agotada”. Ella no pierde la esperanza, “yo sigo buscando, él me sigue jodiendo y ahí estamos, respetándonos”. Ella espera que un día de estos llame a su puerta: a la de su casa de Madrid, la de dieciséis metros cuadrados